domingo, 1 de julio de 2012

Profe, ¿cuál era la contraseña?

Si en algo se diferencian los libros de texto en papel de los digitales es en el acceso, con todas las ventajas e inconvenientes que esto conlleva.
El libro de papel, único e intransferible, se compra en la librería y queda en manos del alumno sin mayor problema y para siempre. El libro digital no se vende como tal, se vende su "acceso" y por tiempo limitado. El libro no está en su poder salvo que sea un formato offline con soporte cd o pendrive. Así que lo que compramos es una licencia de uso, la "llave de la puerta". Esta es la primera diferencia importante; tanto, que algunas personas no entienden que lo que han comprado es un código y preguntan si lo pueden bajar, descargar, imprimir, etc. Es algo totalmente novedoso y difícil de aceptar por  una parte de los usuarios. En el otro lado están los miedos de las editoriales, ¿y si nos lo copian? ¿y si acceden varias personas con la misma clave? ¿quién se hace responsable?. Para solventarlo algunas de ellas crean accesos a los libros con varios niveles de seguridad y sujetos a normas legales a las que un niño de 12 años no se puede someter, y llegan las complicaciones. Un primer problema es la necesidad de tener una cuenta de correo electrónico. La clave de acceso se asocia a esa cuenta y en caso de querer cambiarla hay que entrar en el correo para realizarlo. Como sabemos un niño de primaria o del primer ciclo de ESO no tiene edad para tener una cuenta de correo.

El segundo problema es la norma legal que se pone al acceso. Un adulto debe hacerse responsable de copias, descargas o mal uso que se pueda hacer del contenido del libro, por lógica debería ser el que crea el acceso al usuario. Esto nos pone en situación de valorar si es el centro o las familias quienes deben asumir estas responsabilidades.
Finalmente está la dificultad de la contraseña. Una clave que tiene como mínimo seis caracteres de letras combinadas con números, que no se puede cambiar y que es diferente para cada libro (si son de distinta editorial), multiplicando por el número de libros y añadiendo los nombres de usuarios más la edad de los niños el resultado es el CAOS.
En la presentación de imágenes vemos la pantalla de acceso del alumno a la web del libro digital de Anaya, las claves son proporcionadas por la editorial y no permite el cambio de usuario ni de contraseña. El acceso es único por lo que simultáneamente otro usuario no puede acceder con los mismos datos. Si no se cierra o se confunde más de tres veces se puede bloquear.
En nuestro caso particular la dificultad se ha resuelto contratando una empresa intermediaria que nos ha puesto todos los libros en la misma plataforma, la que se ve en la última imagen, lo que permite acceder a todos ellos con un mismo usuario y contraseña que está bajo la supervisión del administrador del centro.

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