sábado, 30 de junio de 2012

Libros 2.0

Explicando el funcionamiento de un libro digital a un profesor me preguntó por la posibilidad de que un alumno realizase un texto y él lo recibiese, también hablaba de la autocorrección del texto, y de la recepción del resultado. Cuando le dije que eso no era posible se mostró muy extrañado y argumentó que en ese caso el formato digital no le interesaba, ¿entonces qué ventajas tiene sobre el libro en papel?
Desde el primer momento debemos sentar las bases que diferencian un libro de texto de un cuaderno de actividades. Aunque en algunas materias dentro del libro hay actividades para realizar, todos los profesores tenemos claro que son bloques distintos en el soporte de papel. Sin embargo en el formato digital mezclamos estas acepciones y le añadimos otras aplicaciones, fruto de ideas preconcebidas o alentadas por el marketing, sobre las posibilidades del mundo virtual.
En general un libro de texto es una guía de aprendizaje de contenidos, esperamos que estén bien clasificados y redactados y asequibles al curso del alumno. Las actividades se valoran por separado y así se comercializan en algunas materias. Cuando trabajamos con un cuaderno de actividades en papel no existe intercambio de información entre el profesor y el alumno, este escribe y si el profesor no se lo recoge, desconoce lo que ha hecho. Esto mismo ocurre con las actividades interactivas que aparecen en algunos libros digitales. El alumno realiza la actividad, si el sistema tiene la respuesta se le muestra o no, tal vez también los aciertos y los fallos, pero no siempre ese resultado se guarda para que lo pueda ver el profesor.
Para que esto suceda debe haber algún sistema que procese los datos e incluya esta posibilidad. Un ejemplo son las plataformas LMS (Learning Management System) como Moodle, un ambiente virtual de aprendizaje colaborativo que permite a los usuarios trabajar autenticados (necesario para la recogida de datos personalizada), introducir texto de modo directo (tal como pedía el profesor de la consulta) y en el que se puede agregar información de distinto tipo, incluído un libro de texto.
En la imagen vemos el libro de 1º de ESO de Ciencias Sociales de la editorial Tambre. Este libro se comercializa a través de Virtusbooks y durante este curso nuestros alumnos lo han utilizado en una plataforma moodle gestionada por Virtus360. Es como el libro en papel pero tiene además los links y ficheros que se ven bajo el título del tema. No guarda la información del alumno, por lo tanto el profesor no recibe ningún dato. La ventaja de presentarlo en la plataforma es que mejora el acceso a los temas y a los enlaces y que permite que el profesor añada actividades propias, algo que aporta moodle y no la editorial.
Para su visualización es necesario tener instalado microsoft silverlight o su equivalente para linux. Consejo, verifica su funcionamiento en tu sistema operativo y en tu navegador habitual.
La editorial SM, a la que corresponde la siguiente captura de pantalla, da la opción de trabajar con el libro con o sin moodle. En el primer formato el profesor trabaja sin reporte de datos, en el segundo se guardan los resultados que podemos obtener más tarde en el menú de administración-calificaciones.

No debemos quedarnos con la idea de que adquirir un libro digital va asociado al intercambio de información a través de él con el alumno porque podemos llevarnos una decepción. Es como pensar que porque compremos un libro electrónico vamos a tener la posibilidad de añadirle algún párrafo y que éste sea comentado por el autor.
Tal como ocurre con los libros de texto en papel, las actividades hay que analizarlas por separado, observando si son interactivas, si muestran las respuestas, si las guardan con el nombre del alumno, si el profesor tiene acceso a esta información, y de qué manera, ya que puede ocurrir que necesitemos formación para llegar a estos resultados.

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