viernes, 22 de junio de 2012

¿Qué es un libro de texto digital?

No hay una respuesta fácil a esta pregunta.
Analizamos en primer lugar la definición de la wikipedia. Subraya que la acepción de libro digital es un término ambiguo que abarca desde los libros electrónicos que son copia literal de libros de papel, digitalizados mediante el escaneado de sus páginas o mediante el "tecleado" de sus contenidos, hasta los libros hipertextualizados, que no  tienen una versión en otro soporte. Si a este interrogante añadimos la necesidad de que sean libros de texto, libros que se puedan utilizar en el aula y se adapten al currículo, entonces la problemática se amplía.
Ya de por sí es complicado que en la situación actual los docentes nos pongamos de acuerdo sobre cuáles deben ser los contenidos imprescindibles del currículo.  Debatimos sobre la forma en que estos contenidos deben ser tratados (lineal, en espiral, centrada en la materia, interdisciplinar, cercana a la vida real del alumno, aislada del contexto, por bloques temáticos, agrupada ...) y ahora también debatimos sobre el soporte en que deben ser recogidos, transferidos y publicados y quién debe encargarse de todo ello.
Con tantas variables en juego, es comprensible que lo que para unas personas es un libro de texto digital, para otros no sea más que un listado de contenidos en la pantalla de un ordenador.

Imagen de la edición digital del libro de Ciencias Sociales de 1º de ESO de la editorial Tambre.

La "necesidad" de adquirir un libro de texto en formato digital viene implícita en el cambio de soporte de la pizarra de tiza a la pizarra electrónica. Nadie duda de que lo más cómodo es que los alumnos puedan ver en vertical una réplica de lo que está entre sus manos en soporte horizontal, el libro de papel, y así lo ven una buena parte de los profesores, a los que les ha llegado la pizarra digital sin que se hubiesen planteado nunca su necesidad. Es deseable por tanto que las editoriales les ofrezcan  una versión digitalizada del libro de papel para la exposición en la PDI.
Pero una cuestión diferente es si los alumnos deben tener ese mismo libro en el ordenador. Aquí se inicia el debate entre defensores y detractores, cuyos argumentos van desde el ahorro de costes hasta la comodidad, pasando por la ampliación de contenidos o la adaptación de estos a las necesidades del alumno.
Los profesores de matemáticas, acostumbrados como estamos al pensamiento racional, solemos plantearlo en términos algebráicos.
Pongamos ambos lados de una balanza las ventajas y los inconvenientes de que el alumno tenga un libro de texto digital, bien sea la réplica del libro en papel o bien una versión hipertextual en web totalmente novedosa.
Cada profesor añadirá en el plato de las ventajas lo que desde su punto de vista personal es un beneficio del cualquier libro de texto y lo que a mayores aporte este formato, que si es una réplica, puede que no sea nada. En el plato de los inconvenientes también habrá cuestiones personales, porque la formación y los medios TIC del centro de trabajo influirán en la cantidad de pesas a añadir.
El resultado será una inecuación, una desigualdad que se inclinará a favor o en contra, tal como ocurría ya con los libros en papel, y que dejará a la vista cuál es nuestra metodología de trabajo, qué pensamos sobre los contenidos del currículo y sobre la forma en la que éstos deben tratarse en el aula. Las variables serán o no susceptibles de resolverse en función de nuestra situación personal y laboral, porque la respuesta a lo que es un libro de texo digital y su viabilidad en el aula pasa por la interpretación de lo que cada uno entiende por libro de texto y por nuestra experiencia personal con el uso del ordenador dentro y fuera del aula.

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